La caída de los Pattison: La primera crisis especulativa de la industria del whisky

 

Breves crónicas de Uisge beatha

                    Por Javier Ramírez Gómez

12/08/2021

 



La caída de los Pattison: La primera crisis especulativa de la industria del whisky



En una crónica anterior hice referencia a los “Barones del whisky”, ese afamado grupo de mercaderes y mezcladores que sobre el final del siglo XIX dieron un impulso significativo a la industria del whisky. En esta ocasión les relataré la historia de un par de hermanos que casi dan al traste con toda la industria del whisky, dos tipos excéntricos, visionarios, ambiciosos e inescrupulosos, en definitiva, los alter ego de los Barones y a quienes podríamos denominar los “villanos del whisky”.



Robert Paterson Pattinson y Walter Gilchrist Pattinson, crecieron en el mundo de los negocios de la mano de su padre Walter Pattinson, quien era un importante mayorista de productos lácteos y reputado agente de seguros. Los dos entusiastas hermanos no tardaron en ingresar al negocio familiar pero también prontamente se percataron que el dinero corría a raudales en otro lado: en la industria del whisky. Con la idea de entrar al lucrativo negocio del whisky, en 1882, formaron Pattinson, Elder & Co, con los dos hermanos al frente de la compañía y Alexander Elder como su socio.


Imagen tomada de foodanddrink.scotman.com


Para el año de 1887, los Pattison comenzaron a mezclar y comercializar sus propios whiskies. Marcas como “Morning Dew”, “Royal Gordon” o “The Doctor”, fueron adquiriendo un paulatino reconocimiento y aceptación entre el público consumidor. Apenas dos años después de haber fundado la compañía, en 1889, deciden lanzarse a la a bolsa, donde su cotización muy exitosa, dado que muchos inversores la percibieron como una compañía en expansión dentro de una actividad de mercado en pleno crecimiento; era el “boom” del whisky escocés. La filoxera había devastado los viñedos franceses y con ellos también la producción de brandy y el blend escocés era la nueva bebida alcohólica que todos querían consumir. La operación en bolsa le reportó a los Pattinson ganancias por la nada despreciable cifra de 100.000 libras esterlinas. Era el negocio de moda y una apuesta segura para hacer crecer los ahorros.


Imagen tomada de diffordsguide.com


Hasta aquí todo parecía marchar viento en popa y, de hecho, todo sería aún mejor. Los Pattison decidieron ampliar su portafolio de actividades para pasar de ser solo mezcladores a ser también destiladores, comprando la mitad de Glenfarclas y haciendo significativas inversiones en Oban, Aultmore, Glenlivet y en la destilería de grano Ardgowan; incluso llegaron a ser dueños de la cervecería Duddingston en Edimburgo. Esta expansión empresarial la acompañaron de un ostentoso estilo de vida, fastuosas oficinas enchapadas en mármol, costosas y llamativas campañas publicitarias: en fin, toda la parafernalia necesaria para dar la impresión de un éxito sin límites. En el tema publicitario es legendaria la historia de la compra de unos 500 loros yacos o grises africanos, los cuales repartieron por bares y licorerías, después de haberles enseñado a repetir “compre Pattinson”, “whisky Pattinson es el mejor” y frases de ese estilo. Ya se podrán imaginar el impacto comercial que tuvieron los famosos loros Pattinson. Ocurrencias como estas los hacían ganar más notoriedad.


Imagen tomada de whisky-lore.com


Pero llegado a este punto la empresa de este par de hermanos había generado un magnetismo que atrajo a una parte sustancial de la industria, proveedores, destiladores, comerciantes, inversores, bancos y un largo etc., seducidos por el éxito imparable de Pattison, Elder & Co. Pero todo se derrumbó. El 5 de diciembre de 1898 las acciones preferentes de la compañía se desplomaron en un 55% y, a penas, unos días después, el Clydesdale Bank se negó a extender el crédito de la empresa haciendo que entrara en un procedimiento formal de liquidación. La noche había caído para los Pattinson.


Wikipedia

En el juicio que se les siguió por fraude y malversación de fondos, delitos por los que fueron condenados, salió a relucir que estuvieron muchos años viviendo del crédito, de la compra y recompra de sus propias acciones a precios inflados sobre la base de una demanda de whisky irreal, del pago de suculentos dividendos a los inversores con el presupuesto operativo, para así atraer nuevos inversores. En la práctica, los Pattison implementaron un esquema Ponzi.



Cuando se produjo el inevitable colapso, el llamado “Pattison Crash” afectó a no menos de nueve empresas destiladoras y muchos otros proveedores; la industria del whisky entró en recesión con una sobre oferta carente de demanda, la época dorada llegó a su fin.

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