Glenfarclas: un whisky con tradición familiar
Breves crónicas de Uisge
beatha
Por Javier Ramírez Gómez
05/01/2023
Glenfarclas: un whisky con tradición
familiar
La destilería Glenfarclas se encuentra en Ballindalloch,
en las laderas de la montaña de Ben Rinnes, en la región de Speyside, tuvo un
origen agrícola como muchas otras destilerías de la época. Su nombre en gaélico
significa "Valle de la hierba verde". Inicialmente, fue un apéndice
de la granja de "Rechlerich Farm" bajo la tenencia de Robert Hay, quien obtuvo
licencia para elaborar whisky en 1836. Sin embargo, su verdadera historia
comenzó en 1865 cuando a la muerte de Hay, su vecino, Jhon Grant, compró la
destilería por 512 libras esterlinas. Desde entonces Glenfarclas ha sido
propiedad de la familia Grant.
El apellido Grant tiene mucho abolengo y reconocimiento en
la industria del whisky por un lado está William Grant (Glenffiddich,
Balvenie); por otra parte, tenemos al Capitán Jhon Grant (Glen Grant) a quienes ya
les dediqué sus propias crónicas[1] y nuestro actual protagonista, Jhon Grant un exitoso granjero, sin formación
como destilador que inició la historia de una de las más reputadas destilerías
en operación a día de hoy. Conviene indicar que ninguno de ellos tiene
parentesco entre sí, aunque existe un rasgo común entre William Grant &
Sons y J&G Grant (propietarios de Glenfarclas) y es que ambas empresas siguen siendo familiares en una industria dominada por los grandes conglomerados
multinacionales. Los Grant de Glenfarclas llevan más de 150 años al frente del
negocio, actualmente en manos de Jhon LS Grant y su hijo George Stewart Grant,
quinta y sexta generación de la familia.
Para 1890, Glenfarclas se asoció con un par de jóvenes
emprendedores e innovadores que eran la sensación en la floreciente industria
del whisky, se trataba de Robert y Walter Pattison[2], los tristemente célebres hermanos Pattison, quienes basaron su éxito en
maniobras comerciales y financieras fraudulentas las cuales una vez
descubiertas por las autoridades dieron lugar a la estrepitosa quiebra de su
compañía en 1898, arrastrando con ella a buena parte de las destilerías de la
época. Glenfarclas se vio gravemente afectada por las deudas, pero los Grant
lograron sortear con mucho esfuerzo y dedicación durante los años venideros las
nocivas secuelas del "Pattison Crash" eso sí, decidieron nunca más
asociarse con nadie.
Aviso publicitario Pattison Distillers - thewhiskeywash.com
En 1952, el 96% de las maltas producidas por la destilería
iban a parar a manos de los mezcladores, ese enfoque de ventas daba una buena
rentabilidad y liquidez económica pero muy poca visibilidad a la marca, por ese
motivo, George S Grant, decidió que para poder sobrevivir como una compañía
independiente debían comenzar a vender más botellas con el nombre de
Glenfarclas en ellas, actualmente alrededor de dos tercios de la producción se
embotella como Glenfarclas single malt.
La destilería se destaca por haber sido pionera en el
embotellado de barrica, “cask strength” (fuerza de barrica, lo que quiere decir
que el whisky no es diluido para su embotellado). Resulta que George S. Grant al
llegar las navidades escogía una sola barrica de los almacenes para compartirla
con sus amigos y familiares, la embotellaba a fuerza de barril como un gesto de
generosidad y como testimonio de la calidad del whisky; esta iniciativa fue
teniendo una entusiasta acogida por lo que en 1968 decidió lanzar su ya icónica
expresión 105, embotellada a 60% de ABV, primer cask strength comercializado
en el mercado.
La producción del whisky de Glenfarclas sigue su propio
estilo tradicional y de mucho cuidado en los detalles, destaca su enorme tina
de fermentación de 10 metros de ancho en puro acero inoxidable. La destilación
se realiza en unos singulares alambiques, los más grandes de Speyside, con una
inusual parte superior plana en ves de la tradicional forma de cebolla, esta
distintiva configuración permite que una mayor superficie de la bebida
espirituosa entre en contacto con el cobre contribuyendo a la suavidad del
whisky; además, al día de hoy, se siguen calentado directamente al fuego bajo
la convicción de así agregarle peso al destilado. La maduración la han
realizado desde siempre en barricas ex- jerez, provenientes en la actualidad de
forma exclusiva del reconocido tonelero jerezano español Miguel Martin,
elaboradas con roble americano y europeo, todas ex-oloroso, los cuales reposan
en almacenes de estibas.
El uso de las barricas ex-jerez ha marcado el rumbo de una
enconada rivalidad con Macallan pero, en Glenfarclas han seguido un norte
diferente, alejado de los lujosos decantadores Lalique, de las rimbombantes
expresiones NAS y de los precios exorbitantes, han decidido apostar por
etiquetas sencillas, con edad declarada y precios acordes a la calidad del
whisky embotellado.
En el año 2007, la compañía lanzó al mercado una fabulosa
colección de botellas de 200 ml llamada "The Family Cask",
compuesta por whiskies de 43 añadas consecutivas desde 1952 a 1994 que fueron
especialmente reservadas gracias a la previsión de George S Grant, todas son
Cask Strengh, sin colorante añadido y añejadas en barricas de jerez. La
colección ha ido evolucionando anualmente desde su lanzamiento y se han
incorporados nuevas añadas al tiempo que algunas de las más antiguas se han
agotado, hoy parte de 1954.
Glenfarclas "Ship Room" - whiskyboys.com
Glenfarclas fue también una de las primeras destilerías en
abrir un centro de visitantes cuando inaugurara el suyo en 1973, en él destaca
el bellísimo salón " Ship Room" construido a partir de las piezas
originales de la sala de fumadores de primera clase del SS Empress of
Australia, un transatlántico de pasajeros construido a principios del siglo XX
e incluso el techo del salón es una réplica exacta del salón del barco,
reconstruido por la misma firma italiana que lo diseñó originalmente para la
embarcación.
El buen criterio de la familia Grant le permitió a la
destilería acumular unas reservas apreciables de whisky añejo, lo que les hace
posible ofrecer una gama completa de whiskies de 10, 12, 15, 17, 21, 25, 30 y
40 años, además del antes mencionado 105 Cask Strength.
El Glenfarclas 12 años en nariz, es ligero, cremoso, se aprecian las notas de jerez, algo de miel y la fragancia del roble, aromas amalgamados en un perfecto equilibrio. En el paladar tiene mucho cuerpo y riqueza, se acentúa la presencia del jerez oloroso, un sabor como a pudín de frutos secos (nueces, pasas), maltoso, manzana verde y miel. El final es especiado, largo, con notas de pimienta de jamaica, clavo y canela. ¡Un tremendo whisky! Lo probé hace poco y entró por derecho propio a la galería de whiskies que deseo siempre tener en casa.
Una muy buena noticia es que podemos conseguirlo en
Colombia, mis amigos de Hobuch Vinos y Licores lo están importando y comenzando
a comercializar en nuestro país.
[1] Ver: “Glen Grant:
el Whisky favorito de los italianos”, publicada el 8/11/2022. “The Balvenie:
Whisky artesanal hecho a mano”, publicada el 8/04/2022 y “Glenfiddich: Un sueño
hecho realidad”, publicada el 04/15/2022.
[2] Ver: “La caída de
los Pattison: La primera crisis especulativa de la industria del whisky”
publicada el 04/15/2022.
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