Jameson: De Irlanda para el mundo
Breves
crónicas de Uisge
beatha
Por
Javier Ramírez Gómez
01/08/2024
Jameson: De Irlanda para el mundo
La destilería abrió por primera vez en 1780 y su nombre
original fue The Steins Family Bow Street Distillery, estaba situada en Dublin,
en la pujante y bulliciosa Bow Street, en el centro de la ciudad. Su historia se
transformaría en 1786 con la llegada de Jhon Jameson, quien asumió la gerencia hasta
1805, año en que se convirtió en su propietario. En 1810, la empresa pasó a ser
The John Jameson and Sons Irish Whiskey Company. Para 1870, la destilería era
literalmente, una ciudad dentro de la ciudad, que empleaba a cientos de
trabajadores desde toneleros, hasta herreros, pintores y carpinteros, entre
muchos otros artesanos.
Es común en la historia del whisky que los destiladores implementen
medidas ingeniosas en respuesta a una política tributaria que los afecta. En
este caso, lo que ocurrió fue que en Irlanda entre 1785 y 1825, los
destiladores pagaban impuestos sobre la malta y el alcohol; Jameson, procurando
obtener ventajas fiscales comenzó a experimentar con mezclas de cebada malteada
y sin maltear para reducir el gravamen a su cargo, pero lo que no previó fue la rotunda acogida que tendría entre el público
este nuevo tipo de mezclas, así las cosas, buscando pagar menos impuestos terminó
creando un estilo de whiskey que se convertiría en un sello distintivo de los espirituosos irlandeses.
En 1904, la destilería recibió un Royal Warrant Of Appointment de parte del Rey Eduardo VII, se trata de una especial distinción que otorga la Realeza a proveedores de bienes o servicios que consistentemente han suministrado productos o servicios excepcionales durante al menos cinco años. Este reconocimiento es una marca de calidad y prestigio. Si bien en la actualidad la empresa no cuenta con esta distinción, esto de ninguna forma implica que sus productos hayan desmejorado.
La siguiente década supuso grandes retos e ingentes
dificultades para la destilería que incluso vivió un período de cierre entre
1917 y 1918 debido a la escasez de maíz causada por la guerra. Los tiempos
aciagos continuaron en 1920 con la prohibición en los Estados Unidos que se
extendió hasta 1933 y significó la pérdida de uno de los mercados más
prometedores para la compañía y para colmo de males, apenas seis años después
del fin de la prohibición estalló la segunda guerra mundial.
Sobrevino un período de crisis, la industria del whisky irlandés
se sumió en una profunda depresión y una tras otra las destilerías fueron
cerrando; para hacerle frente a esta compleja coyuntura en 1966, Jameson se
fusionó con dos antiguas destilerías rivales Cork Distillers Company y Jhon
Powers para formar el Irish Distillers Group.
Esta fusión, entre otros aspectos, marcó la ruptura de una
tradición comercial de la marca, resulta que desde sus inicios Jameson vendió
su whisky por barril y fue solo hasta 1968 que por primera vez lo embotelló. La
fusión también conllevó el cierre de la destilería de Bow Street, la cual fue
reemplazada con una nueva construida en Midleton para la fabricación de los
whiskies de las tres marcas. En la actualidad y desde 1988, la compañía hace
parte de la multinacional francesa de licores Pernod Ricard, que exporta el 90%
de la producción.
El whiskey Jameson se distingue por su suavidad proveniente
del proceso de triple destilación. Para su elaboración se mezcla whisky
producido con cebada malteada y sin maltear con whiskey de grano, ambos
destilados tres veces. Toda le cebada utilizada es cultivada localmente en
Irlanda por varios agricultores cuyas granjas están a menos de 50 millas de las
instalaciones de la empresa; el agua proviene del río Dungourney que fluye
directamente a través de la destilería, ubicada desde 1975 en Midleton en el
condado de Cork. Para la maduración se utiliza roble americano ex – bourbon y
roble europeo ex – jerez.
La etiqueta de las botellas se caracteriza por un visible
escudo de armas con un barco de velas en la parte superior y la leyenda “SINE
METU” en la parte inferior; la historia señala que los Jameson eran una familia
feroz que expulsaba a los piratas que perturbaban a los pueblos de la costa de
Escocia en el siglo XVI, lo cual les hizo merecedores del escudo de armas con
el distintivo lema en latín, que significa “sin miedo”. Otro rasgo
característico de su etiqueta ha sido la figura de los "barrelmen", que
representan a los trabajadores del pasado y del presente que crearon el whiskey
de Jameson desde cero.
En 2013, Jameson se asoció con Franciscan Wells, una micro cervecería
con sede en Cork, Irlanda, a la que suministraron barriles usados para probar
el envejecimiento de una cerveza negra, finalizado exitosamente el proceso, la
cervecería devolvió las barricas para que Jameson las usara para el añejamiento
de whisky, lo que permitió que los sabores y aromas de la cerveza se
impartieran al whiskey; esta singular y provechosa alianza dio lugar al nacimiento
del programa Caskmates, que la destilería ha ido extendiendo asociándose con cervecerías
artesanales de Estados Unidos como Bale Breaker Brewing Company, Angel City Brewery
y Great Divide Brewing Company sacando al mercado expresiones con acabados en
cervezas artesanales.
En 2021, Irish Distillers en asoció con Ancentry para crear
un archivo público en línea con más de un millón de registros de empleados de
Jameson que abarcan 100 años, estos registros ofrecen no solo información de
cada empleado sino de la vida misma de Irlanda durante el período cubierto, al proporcionar
detalles y contexto de cómo vivían estas personas. Se trata de un archivo
histórico digital sin precedentes y realmente invaluable.
He tenido la oportunidad de tomar en muchas ocasiones el
Jameson triple destilado sin declaración de edad, un whiskey blend muy agradable,
ligero, fácil de tomar y apropiado para su consumo casual. También probé el Jameson
18 años, otro whiskey blend, sin filtrado en frío, a 46% de ABV, triple
destilado, añejado en barricas ex – bourbon y ex – jerez oloroso al que se le da
un acabado final en barriles de bourbon de primer llenado antes de ser
embotellado. En nariz, ofrece aromas muy dulces a azúcar tostado y a pan dulce con
un toque crítico a ralladura de naranja. En el paladar es amaderado, con sabores
a fruta confitada, nueces y pasas. El final es largo, con un balance entre las
notas críticas de la naranja y la fruta confitada. Un blend muy rico que bien
vale la pena disfrutar.
Unos whiskycitos para celebrar la vida,
¡Slainte Mhath!
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